Málaga, 8 mar (EFE).- La diabetes aumenta entre dos y cuatro veces el riesgo de mortalidad cardiovascular en los pacientes hipertensos, según el doctor Pedro Aranda, presidente de la Sociedad Española de Hipertensión, que celebra esta semana su decimocuarta Reunión Nacional en Málaga.
La presencia de diabetes implica una consideración equivalente a la existencia de tres factores de riesgo, según ha informado hoy la organización de la Reunión Nacional en un comunicado.
Por ello, la comunidad médica coincide en señalar la importancia de mantener las cifras de presión arterial en los pacientes diabéticos con hipertensión en niveles inferiores o iguales a 130/80, por debajo de la recomendación dirigida a la población general, que es de 140/90.
Además del riesgo cardiovascular, la hipertensión en presencia de diabetes incrementa el deterioro de la función renal y es el principal factor que acelera la progresión de la nefropatía diabética.
Se calcula que hasta un cincuenta por ciento de los pacientes con diabetes tipo 2 y proteinuría desarrollan enfermedades de riñón que requieren diálisis o trasplante.
Debido a estas relaciones entre los factores de riesgo vascular, el médico tiene que tratar de forma conjunta la hipertensión, la dislipemia, la antiagregación plaquetaria y la diabetes.
Los estudios han demostrado que el abordaje integral de todos ellos "puede reducir hasta un cincuenta por ciento el riesgo de complicaciones cardiovasculares como el infarto de miocardio o como las microcardiovasculares que afectan al riñón, la vista o las arterias", ha explicado Aranda.
En esta línea, el tratamiento que mejores resultados está obteniendo es "el bloqueo intenso del sistema renina angiotensina", ha destacado este experto.
Para ello hay dos alternativas fundamentalmente, el empleo de dosis muy elevadas de antagonistas de los receptores de la angiotensina y la combinación de un antagonista del receptor de la angiotensina y un inhibidor directo de la renina".
Hasta ahora, algunos ensayos llevados a cabo con antagonistas de los receptores de la angiotensina no han obtenido los resultados deseados, sobre todo "por emplear dosis demasiado bajas", ha explicado Aranda.
"Un bloqueo intenso es la clave para tratar de mejorar la calidad y la cantidad de vida del paciente diabético", ha agregado este doctor.
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