Se realizaron 229 entrevistas válidas a personas con diabetes tipo-1, entre 18 y 40 años de edad. El 11% de los encuestados utiliza bomba de infusión continua de insulina y el 89% múltiples dosis de insulina, con una media de 4 inyecciones día. Entre éstos últimos, 175 personas declaran que reutilizan el material para la inyección de insulina. Cuando se les pregunta el motivo, respuesta múltiple, responden:
por deseo propio (58%),
limitación, restricción de suministros (43%)
indicación del médico (19%).
Cualquiera que sea el motivo, los usuarios deben conocer que la reutilización de de agujas y jeringuillas puede conducir al deterioro de la aguja, a la dosificación inexacta de la insulina, al desarrollo de lipodistrofia y a la aparición de dolor y malestar innecesarios.
Y, en caso que por deseo propio persistan en la reutilización del material, deberían conocer las medidas recomendables para prevenir algunas de las citadas complicaciones.
Las mejoras tecnológicas han dado como resultado la producción de agujas más finas, por ejemplo las agujas de calibre 31 y 32 (0,25 mm / 0,23 mm de diámetro externo). También, la mayoría de las actualmente comercializada están recubiertas con un lubricante de silicona para minimizar el traumatismo producido en el tejido subcutáneo. Por último, el uso de una tecnología de pared extra fina permite que el diámetro de la luz aumente mientras se mantiene el mismo diámetro global, reduciendo la resistencia interna y, por tanto, la presión necesaria para inyectar insulina desde el dispositivo utilizado.
Sin embargo, estas mejoras en la calidad de las agujas tendentes a disminuir el dolor y el traumatismo de la punción, las hacen más frágiles: La aguja pierde, al perforar la piel, su punta afilada y la lubricación de silicona. Ya en 1998 un estudio realizado mediante micrografías electrónicas de puntas agujas reutilizadas evidenció su deterioro, la adquisición de forma de gancho, y algunas agujas perdieron sus puntas. El dolor producido por las inyecciones subcutáneas está relacionado con la forma roma de la aguja. Asimismo puede producirse la curvatura en el cilindro de la aguja y su posible rotura. Se han reportado casos de rotura de la aguja dentro del tejido subcutáneo, quedando la punta retenida en el mismo.
Podeis observar en las siguientes imágenes el estado en que terminan las agujas después de varios usos (imágenes controvertidas, y al mismo tiempo demandadas, en este blog).
La reutilización de las agujas de insulina casi siempre va acompañada de otra mala práctica que consiste en dejar la aguja permanentemente unida a la pluma entre una inyección y otra inyección. Esta práctica habitual asociada a los cambios de temperatura, puede dar como resultado la introducción de aire en el cartucho de insulina. Cuando la pluma se calienta, el contenido de insulina dentro del cartucho se expande y el líquido gotea fuera de la aguja. A la inversa, cuando se enfría la pluma, el contenido de insulina se contrae y se introduce aire en el cartucho. Otra posible causa de la administración de una dosis errónea sería la formación de cristales de insulina dentro de la luz de la aguja dando como resultado un bloqueo parcial o incluso completo. Obstrucción que también podría aumentar la resistencia interna de la aguja, requiriéndose una mayor presión para inyectar las siguientes dosis de insulina.
Extraido del blog El café de Rafa
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